El último y brillante plan de los jefes e ingenieros de Ferrari no ha funcionado, aunque esta vez a punto ha estado de hacerlo. Nadie ha hablado ni de mejoras, ni de desarrollos mágicos; los jefazos de la Scuderia han sido honrados por una vez y en Brasil han mostrado al mundo entero sus secretos tecnológicos más contundentes para ganar un Mundial: la suerte, la lluvia y Fernando Alonso. La verdad es que el plan no era muy espectacular, pero a punto ha estado de servir. La mala suerte embistió con fiereza a Vettel más de una vez, pero debía de ir sentado encima de una tonelada de ajos. El Señor estuvo misericordioso y llovió, pero no fue todo lo espléndido que se esperaba. En cuanto a Fernando, hizo lo previsto, intentar de nuevo lo imposible.
La carrera fue magnífica. No lo duden, hemos asistido al mejor año de F-1 de los últimos veinticinco. Sucedió de todo, cosas buenas y malas, bien hechas y mal hechas, pero no merecen entrar al detalle. Ha ganado el mejor equipo, Red Bull, y ha perdido el mejor piloto, Alonso. El asturiano ha realizado la temporada de su vida, mejor que en 2005 y 2006, pero la sociedad Horner-Newey es invencible. ¿Lo seguirá siendo en 2013? Precioso lo que ha hecho Massa por su compañero de equipo. Desde la época de Clay Regazzoni no había visto nada igual. Ha quedado absuelto de todos sus pecados. Hamilton también estuvo soberbio. ¡Qué peligro tiene junto a Brawn! Y ganó Button, el último gentleman, con la estrategia que necesitaba Fernando. Otro año será.
Alejandro Elortegui | 26/11/2012
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